El concepto de crecimiento empobrecedor puede explicar por qué la economía de países latinoamericanos – centrada en el extractivismo – no se ha beneficiado de las ganancias del crecimiento económico y el progreso técnico a escala mundial, las que además no tienen insertado en sus matrices productivas agregar valor al recurso. Este concepto es parte del pensamiento neoliberal, que en Chile se instaló como un pensamiento único que “promueve la libertad de los mercados, pero no la práctica en el campo de las ideas” (Caputo-Leiva, 2002). Además, sintetiza lo que sucede en Chile con la actividad minera, debido a que se dan tres principios fundamentales: la existencia de un recurso abundante y de mejor calidad que la de sus competidores, la producción minera que constituye un porcentaje importante de la producción mundial y la producción que como los ingresos son un aporte relevante a la economía nacional.
Este triunvirato corresponde a las bases para la generación del “crecimiento empobrecedor”, concepto desarrollado por Jagdish Bhagwati, y que para nuestro país ha sido el principal impedimento para optar a un desarrollo sostenible.
Muestra de esto es cómo a partir del regreso de la democracia, en la década de los noventa, en el país no se ha avanzado lo suficiente por rentabilizar este recurso, mientras las empresas extranjeras lo siguen explotando en más de un 70%, sin pagar los impuestos que exigiría un Royalty Minero.
Esta realidad, amparada por la ley chilena, es muy lamentable si se considera que con este gran recurso se podría financiar educación gratuita para todos y todas, además de un buen sistema de pensiones y de salud.
El Royalty Minero, entendido como la compensación que las empresas deben entregar por llevarse un recurso que no es renovable, es fundamental para que el país pueda entrar a las verdaderas vías de desarrollo. Un ejemplo de su importancia es lo que el Wall Street Journal publicó en 1999: que Chile había producido 3 mil millones de dólares de ganancias en el cobre y mientras las empresas extranjeras pagaban alrededor de US$ 47 millones por concepto de impuestos, Codelco pagó US$ 200 mil millones, pese a que sólo había explotado el 40% del recurso. Una relación totalmente distorsionada.
Así entonces, el crecimiento empobrecedor se presenta en Chile de forma agudizada, ya que a la especial presencia del metal, en términos de cantidad y calidad, se agregan nocivos elementos que traducen la sobre consideración del capital extranjero a manos de grandes transnacionales en mejores condiciones competitivas, la apropiación de la renta minera y los bajísimos niveles de tributación en detrimento de la economía del país y lo que es peor aún, sigue estimulando la actividad extractivista con la consecuente destrucción de los ecosistemas.
Por todo esto, es necesario que la redacción de la nueva carta magna considere el retorno de los recursos naturales a manos de todos quienes habitan el país, de modo de establecer los principios básicos sobre los cuales se construirá una sociedad equitativa. Todo esto, para evitar que se repita lo mismo con el litio, un recurso que hoy nuevamente el Estado tiene intenciones de dejar en manos extranjeras, boicoteando el desarrollo sostenible.
Dado lo anterior, el litio debe evitar repetir el modelo del cobre, puesto que sólo una nueva ley de Royalty Minero nos traerá de vuelta los minerales que siempre han sido de los chilenos.
No hay comentarios