El suelo es el principal almacén de agua dulce y es el soporte de toda la cubierta vegetal, por lo tanto, cuando está sano ayuda a mitigar la escasez hídrica y el cambio climático, por mencionar solo un par de sus múltiples beneficios. Al conmemorarse hoy el Día Mundial del Suelo, consultamos a tres especialistas en la materia, quienes concuerdan en la imperiosa necesidad de protegerlo y recuperarlo, así como la necesidad de aprobar el proyecto de Ley Marco de Suelos, que hace más de un año no avanza en el Congreso. Miriam Llona, socia fundadora de la ONG Suelo Sustentable; Salvador Donghi, director de Simbiosis Bioconsultora; y Mónica Antilén, presidenta de la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo, comentan en este artículo algunos de los aspectos más relevantes a tener en consideración sobre el suelo.
“Cuando se habla de cambio climático se mira hacia arriba, porque lo relacionamos con los temas atmosféricos -que sí son- pero, en realidad, gran parte de la solución al cambio climático está en el suelo”. La académica Dra. Miriam Llona Carrasco, socia fundadora de la ONG Suelo Sustentable, comenta de este modo una de las múltiples razones por las cuales es urgente proteger el suelo y detener el dramático deterioro que ha provocado la acción humana.
“El suelo es un sistema bastante complejo, es un sistema abierto y dinámico que influye en todos los procesos atmosféricos, geológicos, hidrogeológicos y, además, prácticamente todas las actividades del ser humano las hacemos sobre el suelo, por eso es muy importante su cuidado y protección”, añade la Geógrafa de la Universidad de Chile al ser consultada en el marco de la conmemoración del Día Mundial del Suelo.
Sobre el rol que cumplen los suelos en la adaptación y mitigación del cambio climático, Llona destaca que cuando están sanos, cuando son ricos en materia orgánica, generan una mayor absorción desde la atmósfera del CO2, uno de los gases de efecto invernadero (GEI) responsables del calentamiento global.
En esa misma línea, el biólogo de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) Salvador Donghi Rojas subraya que “una forma que tenemos para enfrentar la adaptación al cambio climático -por lo menos en Chile- es recuperar nuestras cubiertas vegetales nativas, lo que parte con una recuperación del suelo. No podemos recuperar, reforestar, si no tenemos suelos sanos”.
Explica que, dado que la causa principal del calentamiento global son las emisiones de gases de efecto invernadero, hay dos vías de acción: dejar de producirlos, y capturarlos. “Una forma de capturar los GEI es con vegetación, entonces, necesariamente hay que recomponer la vegetación, y para eso necesitas suelo, que es el soporte de la vegetación”, dice Donghi, quien es director de Simbiosis Bioconsultora.
El biólogo añade que, junto con ser “el soporte de todas las cubiertas vegetales que hoy día existen a nivel mundial el suelo debe ser entendido como la maquinaria metabólica más grande que existe a nivel terráqueo, en términos de reciclaje, es decir, la conversión de residuos hacia subproductos que entran en todos los ciclos vitales que mantienen al planeta vivo”.
“La biodiversidad del suelo es enorme, partiendo por todo un microcosmos de microorganismos que existen ahí. Hablo de un microcosmos, es decir, la biodiversidad que hay en términos, por ejemplo, de bacterias, es enorme; todas ellas con funciones vitales”. Esta característica es la que lo transforma en la maquinaria metabólica para degradar todo lo que se produce arriba del suelo y transformarlo en componentes necesarios para mantener la vida. “Por ejemplo, el nitrógeno atmosférico es capturado y se traspasa en el suelo y se transforma en nitrato, como un fertilizante de la vegetación”, explica Donghi.
La Dra. Llona explica que los problemas que actualmente tiene el suelo en Chile son principalmente la degradación física, es decir, erosión y desertificación, y la degradación química, o sea, contaminación. A consecuencia de esto se produce, además, una degradación biológica en cuanto se va perdiendo el rico sistema vivo del suelo.
“Como tenemos menos precipitación, la zona semiárida y árida del país se está expandiendo hacia el sur (…) tenemos menos agua, menos vegetación y justamente la vegetación es lo que protege al suelo de la erosión. La erosión es la pérdida de la primera capa del suelo, que tiene la materia orgánica y que da el sustento a las plantas. (…) También se intensifican los procesos erosivos con los usos que se dan en el suelo: la forestación intensiva, la agricultura intensiva, todo eso genera que el suelo se erosione, se pierda”, comenta la académica.
Respecto a la contaminación, añade: “Distintas industrias y procesos productivos en Chile -especialmente la minería- están generando contaminación del suelo, es decir, una degradación química que provoca que el suelo no tenga la calidad suficiente para generar -en términos de calidad y cantidad- bienes y servicios”. Todo lo anterior, sostiene la representante de la ONG Suelo Sustentable, se relaciona directamente con la falta de instrumentos de planificación y ordenamiento territorial.
“El suelo y el agua: fuente de vida”
Para llamar la atención sobre la importancia de contar con un suelo sano y abogar por la gestión sostenible de los recursos del suelo, Naciones Unidas instauró hace una década el Día Mundial del Suelo, que se conmemora cada 5 de diciembre. Este año el mensaje clave escogido por la ONU es “el suelo y el agua: fuente de vida”, ya que ambos recursos “proporcionan la base para la producción de alimentos, los ecosistemas y el bienestar humano”.
Asimismo, la ONU pone énfasis en el cuidado del suelo para enfrentar la crisis climática: un mejor manejo del suelo y el agua mejora la capacidad de la tierra para resistir fenómenos extremos (como sequías, inundaciones); los suelos sanos actúan como sumideros de carbono, al secuestrar carbono de la atmósfera, contribuyendo así tanto a la adaptación al cambio climático como a los esfuerzos de mitigación.
En relación al agua y la severa crisis hídrica que vive el país, la degradación del suelo ha sido una de sus causas y, por tanto, la recuperación del suelo es una vía indispensable para la solución. Sobre esto, la investigadora Miriam Llona, quien es doctora en Ciencia y Tecnología Agraria y Alimentaria por la Universidad Politécnica de Cartagena-España, explica que “el suelo es un reservorio de agua y si lo encementamos, si seguimos expandiendo las ciudades, urbanizando, sobre todo en la Región Metropolitana, la zona de pie de monte -la parte baja de la cordillera- estamos impidiendo que se infiltre esa agua y alimente las napas freáticas, el agua subterránea”.
“Muchas veces las personas se preguntan por qué, si llueve menos, al llover se inundan ciertas calles. Eso se debe a que toda esa zona donde debería infiltrarse esa agua de lluvia está totalmente encementada, impermeabilizada, y eso genera que el agua escurra en su totalidad y no se alimentan las aguas subterráneas”, señala la representante de la ONG Suelo Sustentable, poniendo énfasis en la urgencia de recuperar ese reservorio de agua, dado que cada vez hay menos agua disponible.
Desde la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo (SChCS), su presidenta Dra. Mónica Antilén Lizana entrega algunas cifras que dan cuenta de la situación antes mencionada: los suelos contienen dos tercios del agua dulce del planeta, siendo su mayor reservorio; en ocho ciudades de Chile central, un total de 32.486 hectáreas han sido selladas bajo cemento, lo que corresponde al 85,5% del suelo de alta calidad agrícola.
Este último punto, señala la Dra. Llona, afecta la seguridad alimentaria porque, “si tenemos suelo con capacidad agrícola, sanos, que nos permitan continuar con una agricultura que idealmente sea ecológica, vamos a tener alimentación por mucho tiempo. Si por el contrario seguimos sobreexplotando los suelos, llenándolos de fertilizante y pesticidas, matando al suelo -porque en el fondo eso es lo que estamos haciendo- vamos a tener cada vez menos disponibilidad de suelo para poder practicar la agricultura”.
A su vez, Salvador Donghi observa con preocupación que en los cambios de uso de suelo se ha perdido de vista -entre otros aspectos-, que “los suelos también son refugio para una corte de polinizadores tremenda. Chile es el país que más abejas polinizadoras nativas tiene -más de 400 especies-, todas las cuales tributan a una agricultura sana. Por lo tanto, cuando se piensa en suelo solo en términos de ocupación para vivienda o para agricultura, hay que incluir la fórmula que permita no sólo la protección de lo que está abajo, sino que también de lo que el suelo sustenta en servicios ecosistémicos, como por ejemplo la polinización, porque todas estas abejas nativas anidan en el suelo, no hacen panal (como es el caso de la avispa o la chaqueta amarilla)”.
A la espera de una ley marco
“En Chile estamos pésimo en relación a la degradación de nuestro suelo. Es el único recurso natural que hoy día no tenemos protegido. El suelo como recurso natural es el segundo recurso más escaso en el mundo y Chile se da el lujo de no tenerlo protegido”, señala enfático Salvador Donghi y concluye: “El principal problema es que no tenemos legislación que proteja al suelo”.
Se requiere de esa normativa de protección, explica, para estar obligados -tanto a nivel domiciliario como industrial- a disponer de otra forma los residuos y que no vayan a contaminar el suelo. “Hoy en día no existen los incentivos necesarios para que, no solo el Estado, sino que también el sector privado pueda invertir en mejorar nuestro suelo, y eso está generando una deuda enorme hoy día e hipotecando nuestro futuro, porque el suelo cada vez se está haciendo menos resiliente”, sentencia el director de Simbiosis Bioconsultora.
“Con la legislación se podría, de aquí a futuro, cambiar la conducta de disposición de residuos, sancionar las conductas irresponsables con la contaminación de este recurso natural, y hacerse cargo de todos los pasivos ambientales que existen, para recuperar los suelos y devolverle la capacidad biológica que perdieron”, dice el biólogo de la PUCV.
Respecto a la legislación, la Dra. Llona explica que, si bien hay algunas iniciativas sectoriales, “se necesita tener una normativa que sea un marco general, porque el suelo abarca muchas actividades, muchos sectores”. Es ese sentido, la ONG Suelo Sustentable, junto a otros organismos, participó en la elaboración de un proyecto de ley marco de suelos, que fue ingresado al Congreso hace dos años. y se mantiene en primer trámite constitucional en el Senado, en la Comisión de Agricultura, sin avances desde hace un año.
“Es increíblemente urgente. De hecho, somos el único país de Latinoamérica y uno de los pocos de la OCDE que no tiene ley de protección al suelo. (…) El proyecto de ley marco es como un paraguas que abarcan todas las áreas (…) Su tramitación ha costado, primero, por una falta de conciencia de la importancia del suelo, y segundo, porque hay mucha actividad económica involucrada en el suelo -forestal, agrícola, agrícola ganadera, minería-, entonces cuesta un poco hacer entender al empresariado chileno de que muchas veces para poder seguir produciendo necesitamos tener esta cuota de cuidado de los recursos, de los sistemas naturales. Esto lo tienen claro países bien capitalistas, como Estados Unidos, pero nosotros no, porque vemos todo muy a corto plazo (…) Pero si miramos a largo plazo, a causa de los procesos de degradación del suelo va a llegar un momento en que nos vamos a tener suelo cultivables; a ese nivel se puede llegar”.
Aunque el proyecto de ley no ha tenido avances desde noviembre de 2022, la Dra. Mónica Antilén Lizana, presidenta de la Sociedad Chilena de la Ciencia del Suelo -que también colaboró en su elaboración-, se muestra optimista en que próximamente el gobierno ingresará indicaciones, pues así se informó en una reunión que sostuvieron hace un mes en el Ministerio de Agricultura.
“El ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, acompañado de la directora de ODEPA y del director de INDAP, nos comentó que pronto ingresarán indicaciones al proyecto de Ley Marco de Suelos”, señaló la Dra. Antilén, quien es académica de la Universidad Católica de Chile (PUC).
“La senadora Carmen Gloria Aravena -impulsora del proyecto de ley-, junto con las organizaciones que han liderado el proceso para que Chile cuente con esta importante ley -la Sociedad Chilena de Ciencias del Suelo, la ONG Suelo Sustentable, la Sociedad de Geología de Chile y el Colegio de Geólogos de Chile-, celebramos el anuncio para que pronto se reactive la discusión en el Congreso Nacional, y así prontamente contar con una Ley Marco de Suelos que permita gestionarlos de manera sustentable. Estaremos atentos a la promesa del ministro de Agricultura”, agregó la representante de la SChCS.
De hecho, hace pocos días, en una columna en Elciudadano.cl, el ministro Valenzuela señaló que “el Gobierno del Presidente Gabriel Boric ha manifestado un compromiso para apoyar y fortalecer el proyecto, a través del envío de un conjunto de indicaciones que esperamos se concreten en lo que queda de este año. En específico, se buscará que el proyecto, a través de una adecuada gobernanza e institucionalidad, permita la identificación, estudio, clasificación, conocimiento y divulgación de los suelos del país, con la finalidad de evitar su destrucción y degradación”.
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