Ahora se busca abordar e identificar los compuestos orgánicos volátiles (COV) que, se estima, han afectado a 647 habitantes de las comunas de Quintero y Puchuncaví desde marzo pasado.

Fuente: El Mercurio de Santiago

El fin de 58 años de operaciones de la fundición de cobre de la división Ventanas de Codelco, concretado ayer y que se solemnizará con un acto hoy, no pone término a la condición de Quintero y Puchuncaví (comunas de la Región de Valparaíso) como zona de sacrificio, afirman los expertos en el tema ambiental.

Esta planta aporta el 62% del dióxido de azufre (SO2) que arroja a la atmósfera el complejo industrial de Ventanas. Le secundan como aportantes de SO2 las centrales termoeléctricas, pero el próximo semestre también debe salir de funciones la central Ventanas 2, de la empresa AES Andes.

Para el doctor en Gestión Ambiental y académico de la Pontificia U. Católica Kay Bergamini, “el problema del SO2, precursor de la lluvia ácida que ha empobrecido el suelo, se va a eliminar posiblemente y también es posible que baje el material particulado (MP). Eso habrá que verlo el próximo año”. Pero el especialista apunta que desde 2018, los recurrentes episodios de afectaciones masivas de vecinos por gases atmosféricos se están asociando a los compuestos orgánicos volátiles (COV) que despiden las empresas de hidrocarburos. La situación ha proseguido este año y, desde marzo, 776 habitantes de ambas comunas han consultado por problemas de salud ante la calidad del aire.

La subsecretaria de Salud, Andrea Albagli, informó ayer a la comisión de Medio Ambiente del Senado que de ellos, 625 fueron diagnosticados con síntomas del efecto tóxico de gases, humos y vapores en la zona. En tanto, ayer otras 22 personas recibieron el mismo diagnóstico en ambas comunas.

Bergamini dijo que el suelo seguirá presentando concentraciones de metales pesados, lo que exigirá su remediación, y otras matrices ambientales de la bahía de Quintero seguirán enfrentando niveles similares de contaminación, debido —dijo— a los embarques de gas y concentrados de cobre.

El exministro del Medio Ambiente y académico de la UCV Marcelo Mena tiene una opinión similar. “En cuanto al MP, probablemente la zona salga de su condición de latencia y quede fuera de saturación. En cuanto al óxido de azufre, la fundición va a dejar de ser un tema, pero eso no significa que los problemas desaparezcan”, comentó.

“Hace cinco años apareció un problema de otra naturaleza que tiene que ver con la contaminación por hidrocarburos, y hemos visto sanciones a empresas con estas operaciones. Eso se está regulando a través de una norma de calidad de benceno”, dijo.

El consultor ambiental Salvador Donghi apuntó que con el fin de la fundición se retira un precursor de material particulado fino, pero queda el material particulado grueso y los COV.

Ayer, el alcalde de Quintero, Mauricio Carrasco, y la dirigenta de la ONG llamada “Mujeres en Zona de Sacrificio”, Katta Alonso, plantearon ante la comisión del Medio Ambiente del Senado que la zona sigue sufriendo los efectos de una carga industrial inequitativa, con la construcción de una planta desaladora en una bahía que ya soporta 20 empresas. Además, Alonso criticó que el Ministerio de Salud recién declarara la alerta sanitaria el sábado, pese a que delegaciones locales viajaron a Santiago a pedirle que esa herramienta legal se activara en marzo, cuando partieron las afectaciones masivas a la salud de los vecinos causadas por los gases y la mala ventilación atmosférica.

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